Una latina sexy y elegante. ¿Y por qué no, que diría Diana Vreeland? La Lopez ha hecho acopio de los tics del asunto, léase recurrir a los talleres de Alta Costura de Giorgio Armani o Valentino (del panorama parisiense prefiere la costura trash de Christophe Decarnin), apostar por talentos emergentes (el de Rodolfo Paglialunga, el encargado de resucitar Halston o el de las hermanas Mulleavy, AKA Rodarte), enfundarse en propuestas de diseñadores de vanguardia (Hussein Chalayan) o de culto (Alber Elbaz) y guardar fidelidad a los viejos amigos (Donatella Versace). Y todo si renunciar a lo que de verdad le gusta, el bling. Oros y lentejuelas, lúrex y lamé. J.LO adora las sandalias de plataforma, es adicta al melenón. No renuncia a sus orígenes en el gueto, donde le imaginamos una adolescencia forjada a ritmo de lycra y salsa. Las consabidas listas de mejor vestidas se le resisten, con la salvedad del blog Red Carpet Fashion Awards, que de vez en cuando le alaba elecciones como... un vestido nude de ¡Victoria Beckham Collection! Como su colega Posh, Jennifer probó suerte como diseñadora de moda, ocupación en la que ha obtenido resultados irregulares: su ropa no cuajó, no así sus colecciones de lencería. Éxito de ventas con 'corners' en grandes almacenes y colaboraciones con firmas punteras y populares. Al fin y al cabo, y aunque atesore un fondo de armario digno de cualquier icono de estilo, la Lopez es una bomba sexual cuya voluptuosidad no hay Dior que disimule. Por esos sus apariciones memorables tienen algo de diva de los 70, de esa Liz Taylor a quien emuló con un Valentino vintage en una gala de los Oscar, o de diosa grecocaribeña, como cuando acudió a un estreno vestida por Roberto Cavalli, con un traje largo plisado de escote más que generoso. Dos trenzas coronaban la cabeza de la diva. Una versión West Side de Cleopatra, secundada por su Marco Antonio particular. En ella, todo es posible. ¿Y por qué no?, pensará mientras se viste. Al fin y al cabo, es un mito sexual por sus orondas posaderas... en la era de la androginia.
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martes, 27 de abril de 2010
Robert Downey Jr. besa mal, según Gwyneth Paltrow
Mark Owen y su mujer quieren volver a ser papás
El cantante de Take That y su mujer decidieron hace unos días apostar por su matrimonio, previo perdón de las infidelidades de él y redención del artista acudiendo a un centro de rehabilitación para alcohólicos. Pretenden acudir a terapia de pareja mientras intentan 'quedarse embarazados' de su tercer hijo. "Mark se está esforzando por recuperar su vida familiar. No ha tocado el alcohol en cinco semanas, está reflexionando mucho y recibiendo consejo profesional", asegura una fuente cercana.
Rachel Weisz adora investigar a sus personajes
La estrella de 'Ágora', que cursó Lengua Inglesa rn la prestigiosa Universidad de Cambridge, admite una de sus cosas favoritas sobre su profesión es la investigación que lleva a cabo en sus personajes. "Me gustaba actuar porque me encanta preguntar, saber sobre la gente y tratar de ponerme en los zapatos de otras personas y en las pieles de los demás. Lo hago todo el tiempo", ha manifestado la actriz. Weisz, de 40 años, también habló de su matrimonio con el director de 'The Wrestler', Darren Aronofsky, con quien tiene un hijo de tres años, Henry. "Al ver sus películas, cualquiera pensaría que se trata de un tipo extraño y oscuro, pero yo no vivo con una persona oscura. Él es realmente espléndido en la vida cotidiana, muy bueno para compartir una salida al parque y pasar un buen rato juntos". afirma la actriz. "También es muy organizado. No vive en el caos. Sus padres son profesores y tienen un sentido fácil de orden y disciplina" concluye.
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