miércoles, 26 de septiembre de 2012

Las 'celebrities' apuestan por la salud


El Parkinson de Michael J. Fox, la infección por VIH de Magic Johnson, el Parkinson de Muhammad Ali o el tumor de mama de Kylie Minogue son sólo algunos ejemplos, pero la historia reciente está plagada de testimonios de pacientes famosos que, a raíz de alguna experiencia personal, participan y prestan su imagen a campañas de salud pública.
Esta semana, dos especialistas debaten en las páginas de la revista'British Medical Journal' sobre este fenómeno y analizan los pros y los contras de que algunas caras conocidas lancen a la opinión pública mensajes sobre temas de salud.
A favor, Simon Chapman, profesor de Salud Pública de la Universidad de Sydney (Australia), que reconoce que estos rostros famosos permiten amplificar el mensaje y poner el foco en problemas de salud, a menudo desatendidos por los medios y desconocidos para la opinión pública. En el Reino Unido, por ejemplo, el cáncer de cuello de útero que se le diagnosticó a una participante de 'Gran Hermano' hizo que miles de mujeres acudiesen a hacerse una citología.
Chapman admite que estos mensajes no siempre tienen porqué ser perfectos, y admite que en ocasiones, estas campañas apadrinadas por 'celebrities' pueden tener algunas consecuencias no deseadas. Pone como ejemplo las consultas masivas que desató el diagnóstico de cáncer de mama de Kylie Minogue, que llenó las salas de mujeres solicitando una mamografía. Sin embargo, añade, este 'efecto Kylie' también provocó unincremento en el número de mujeres jóvenes que solicitaban esta prueba, y entre quienes se ha demostrado que los riesgos (por diagnósticos erróneos) es superior a sus beneficios.
A su juicio, este tipo de 'daños colaterales' no deberían dejar de ver el valor potencial que tiene contar con una cara conocida para dar a conocer alguna enfermedad; un fenómeno que, por otro lado, se ha convertido en un auténtico negocio en EEUU, donde existen inclusoempresas dedicadas a rastrear y fichar al famoso más indicado para cada patología.
Precisamente, por cuestiones como éstas Geof Rayner, miembro destacado de la Asociación británica de Salud Pública, se opone a esta práctica que, a su juicio, corre el riesgo de "convertir a la estrella en el mensaje, y no la campaña en sí".

Nuevas estrategias

En su opinión, utilizar un rostro del cine o la televisión para lanzar un mensaje de salud puede tener un impacto eco inicial innegable, pero considera que las campañas de salud pública deben buscar nuevas estrategias en estos tiempos, más centradas en "el poder de la gente normal a través de internet".
Además, Rayner alerta del riesgo de que algunos de los mensajes que transmiten las estrellas sean erróneos, o incluso perjudiciales para pacientes con ciertas enfermedades. En este sentido, una de las voces más criticadas desde hace años es la del Príncipe Carlos de Inglaterra, cuyas campañas a favor de la medicina tradicional y los remedios herbales le han valido más de un rapapolvo.
Otro argumento que esgrimen los detractores de esta práctica habitual tiene que ver con la estrategia comercial que a menudo se esconde detrás de estas campañas, cuando es una empresa privada y no un organismo público el que emplea a un famoso como reclamo para vender su producto. El grupo británico Take That, por ejemplo, participa en una campaña contra la sordera promovida por un fabricante de audífonos.
En el Reino Unido, en 2009, el Sistema Nacional de Salud (NHS, según sus siglas en inglés), fue duramente criticado por pagar 90.000 libras a varios personajes del cine y la música por participar en campañas que promovían la vida sana, el consumo de fruta o el uso del preservativo.
En España, algunas caras conocidas han prestado su imagen para hablar de ciertas enfermedades (como el cáncer), generalmente basándose en sus propias experiencias personales.