La intérprete Amy Winehouse se mudó de Camden, al norte de Londres, el año pasado, en un intento de superar su adicción a las drogas, pero ahora quiere volver a la zona en la que vivía con su ex-esposo, Blake Fielder, con el que se ha reconciliado y ha comprado una casa por un total de 2,8 millones de euros. "Amy ha estado buscanco una casa durante meses y al final ha encontrado un lugar que cumple con todas sus necesidades. Es amplio y acogedor y tiene de todo", comentó una fuente. La nueva casa consta de cuatro cuartos de baño, un gimnasio y un espacio para su grabar su tercer álbum. Ultimamente Amy ha estado gastando su dinero y su padre, Mitch, afirma que ha desarrollado una adicción a los zapatos. "Amy ha reemplazado su adicción a las drogas con una adicción a los zapatos. Ha comprado 20 pares de zapatos de diseño en una sola tarde, es ridículo", comentó el padre de la artista.
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